Protocolo y etiqueta en un funeral

 

El profundo dolor que se siente por la pérdida de una persona amada es mitigado con el abrazo silencioso de un amigo solidario.

 

En un funeral nuestra actitud debe ser de respeto. La vestimenta sobria en color negro, blanco o combinable, zapatos cerrados, pelo limpio, y maquillaje discreto. Los caballeros deberán asistir con trajes oscuros con camisa blanca mangas largas.

 

Debe acercarse al amigo y sus familiares para darles el pésame. No es necesario decir frases estereotipadas un abrazo es suficiente. El tiempo que Ud. permanezca no es relevante, lo importante es hacer acto de presencia porque en medio del dolor es cuando mejor se valora nuestra compañía. Recuerde siempre firmar el libro de condolencia.

 

Seremos prudentes y comedidos todo el tiempo.

Muchas veces el acto funerario se convierte en reunión de amigos, hablando con entusiasmo de tópicos diversos en aparente competencia de quien hable más alto o quien pueda sonreír por un chiste inoportuno. Este comportamiento inapropiado lo descalifica como persona sensible y educada.

 

¡Nunca es tarde para dar un pésame! Si por cualquier circunstancia Ud. no pudo asistir a un funeral no cuantifique los días o semanas transcurridos – hágalo ahora – una tarjeta, una visita o una simple llamada será siempre un consuelo. El duelo por una pérdida perdura mucho tiempo.

Las circunstancias adversas muchas veces permiten estrechar los lazos de amistad.

 

Cuando piense en su familiar o amistad; llámelo por teléfono o invítelo a tomar un café,

La persona se sentirá apoyada y Ud. satisfecho de ofrecer su hombro como refugio para enjugar sus lágrimas.

 

Las muestras de afecto son un hermoso homenaje póstumo. Ese gesto compromete a los deudos a enviar una tarjeta de agradecimiento, preferiblemente manuscrita, a cada una de las personas o instituciones que tuvieron la delicadeza de la solidaridad a través de las flores en un plazo prudente de tres a cuatro semanas.

 

Adolfo Zambrano